– Si el niño está interesado en hacer deporte, anímale a practicarlo. Si un niño no quiere jugar, no le fuerces por tu propio gusto.
– Concéntrate en los esfuerzos y la actuación del niño y del equipo, más que en el resultado. Esto ayudará al niño a establecer metas realistas respecto a su habilidad.
– Enseña al niño que el esfuerzo honesto es tan importante como la victoria, inculcándole valores y actitudes como respeto, colaboración, amistad, puntualidad, diálogo, responsabilidad, deportividad y competición.
– Animad a jugar siempre cumpliendo las reglas.
– Nunca ridiculices, ni grites a un niño, por cometer errores o perder un partido. Evitad actitudes que generen ansiedad (comentarios de decepción, críticos, amenazantes, etc.)
– Recuerda que los niños participan para su propio disfrute, no para el tuyo. ELLOS SON LOS PROTAGONISTAS.
– Recuerda que los niños aprenden mejor con el ejemplo. Aplaude el buen juego y las acciones deportivas de ambos equipos. No gritar a los jugadores, entrenador, delegado o árbitro y menos aún hacer comentarios que ridiculicen la integridad de las personas, intentando controlar las emociones.
– Los árbitros, aunque se equivoquen también contribuyen a la formación de tus hijos, RESPÉTALES.
– Reconoce el valor y la importancia de los entrenadores y delegados. Entregan su tiempo y sus recursos para proporcionar a vuestros hijos la mejor formación, tanto deportiva como personal. Merecen tu apoyo, respetando sus decisiones, tanto en los entrenamientos como en los partidos y no interfiriendo en sus decisiones y en su trabajo. Ante cualquier problema acude a los responsables técnicos de tu hijo (entrenador, coordinadores y Dirección Deportiva en última instancia) que te escucharán y tratarán de arreglar el problema, si es que existe.
– Evita castigar por medio del fútbol, busca otros recursos que no perjudiquen al jugador, a sus compañeros y al club en general, siendo aconsejable el diálogo con nuestros responsables técnicos.